5 dic 2008

Escritorio/Mis Documentos/Negro/Apuntes/la reflexión cultural en Salto
1- El año pasado en un encuentro sobre cultura y políticas sociales, una artista bien intencionada del «interior» se quejó de estar dejada de lado por las políticas estatales y que por eso el interior era una «selva negra». Ahí pedí la palabra:
- El interior no es el interior sino que hay unos cuantos interiores, sin contar los interiores que hay en cada departamento (1)
- En realidad lo que esta buena señora reclama es que nunca se la tuvo en cuenta a ella; como un músico salteño que se quejó, en reunión pública con gente del MEC, porque la Intendencia nunca lo fue a buscar a la casa para grabar un disco (¡!).
- Ninguno de los interiores es una selva negra, ya que en todos los interiores de nuestro país pasan muchas cosas. Hay artistas independientes y de los otros haciendo cosas. (2)
Y sin embargo se mueve: el Carnaval de Bella Unión o Artigas, los músicos y poetas
de Tacuarembó, la música popular de Treinta y Tres, La Semana de la Cerveza de Paysandú, las llamadas de Durazno, los artistas plásticos de Salto, la Fundación Lolita Rubial en Lavalleja, el Teatro Independiente en Fray Bentos y Canelones…
2- Diálogo telefónico
Asociación Salteña: -Hola, llamo desde Salto ¡estamos cansados del centralismo!
MEC: -(…)
AS: -¿Nos podrían mandar desde Montevideo un número de jerarquía nacional?
MEC: -¡Plop!

LA REFLEXIÓN EN SALTO

El nivel de la discusión en asunto de políticas culturales en Salto ha dejado mucho que desear, en cuanto a contenido y visión largoplacista, desde la campaña electoral, pasando por la Asamblea Departamental de la Cultura (en general los más aptos para elevar la discusión no se sintieron convocados) y terminando en las declaraciones de algunos artistas y asociaciones de artistas que pelean por su chacrita y terminan rgumentando, en el mejor de los casos, en pos de la misma mediocridad y egoísmo cortoplacista. Esto vale para los de izquierda (que lamentablemente son los más peligrosos) y los otros. No quiero decir que cada tanto, (cada vez menos) no salga alguien con un análisis, compartible o no, criterioso y removedor. Es impresionante como detrás de las quejas contra el centralismo, se esconde la postura que sustenta ese
mismo centralismo y en ciertas demandas, la justificación para obrar mal y pronto, alimentando la falta de criterio y la dependencia cultural.

MODELOS ALTERNATIVOS

Hasta que no tomemos conciencia que Montevideo actúa como metrópolis (a nivel paisito) con respecto al resto del país, no habremos llegado ni siquiera a rascar la cáscara del asunto. Actúa como metrópolis (a nivel micro) a pesar de las buenas
intenciones del actual MEC, que generalmente chocan con el aparato estatal, creado
precisamente con ese propósito, por los gobiernos de estos casi 180 años de vida «independiente». La música uruguaya, el campeonato uruguayo, el carnaval uruguayo, la Comedia Nacional, el Uruguay en general es pensado desde allí. Esto es insoslayable, pero ¿qué tenemos para ofrecer desde aquí como alternativa? Si la mayoría de nosotros,
como artistas, copiamos los modelos de la capital, o del resto del mundo, pero mal y
tarde. ¿Por qué no nos dedicamos a pensar también en qué modelo estamos actuando
los artistas desde estos rincones del país? ¿O queremos montevideanizarnos? Nos comimos el invento de la «Cultura Uruguaya», invento que nos hizo creer a los salteños, y litoraleños, que nuestra identidad es la murga, el tango y el candombe; fenómenos éstos de puertos como Montevideo y Buenos Aires. (3)
¿Cuántos de nosotros nos limitamos a ser meros reproductores de los modelos que
nos impone Montevideo, que a su vez le impone Buenos Aires, que le impone México
y que le impone Estados Unidos y Europa? ¿Cuántos? ¿Qué pasaría si empezáramos
a buscar en nuestras tradiciones litoraleñas? (4) al fin y al cabo tenemos un pasado común (¿aún más que con Montevideo?) en nuestra formación cultural.(5)
No olvidar que nuestras tradiciones culturales se terminaron de delinear cuando nuestra capital era Yapeyú. Tenemos que saber de dónde venimos para comprendernos mejor. Esto no significa fosilizar el pasado para exhibirlo en un museo ¡dios me libre y guarde de los cancerberos del Patrimonio! Comencemos de una vez por todas un debate público y serio. Ya es hora de buscar un modelo cultural alternativo y complementario a lo que
ofrece Montevideo. Este nuevo modelo debe incluir como parte esencial a lo artístico como portador y generador de identidad. Pero es imposible, o casi, pensarlo solamente desde Salto, en esta historia entran Paysandú, Artigas y Entre Ríos. ¿Para enfrentarnos al modelo montevideano? No, para complementarnos y cimentar una identidad real,
de peso y acorde a nuestras tradiciones litoraleñas: somos todos uruguayos pero no homogéneos. Llevar a la práctica la idea de un Uruguay diverso. (6)
¡En qué lío nos meteríamos! Pero es necesario. ¿Y si se lo exigimos a la Intendencia?

LA CULPA SIEMPRE ES DEL CHANCHO

Es imposible analizar el tema de la Descentralización, por lo pronto en Cultura, de la
Identidad, el rol de la Intendencia en la Cultura, y otros tópicos culturales, sin tener en cuenta los muchos factores históricos, políticos, económicos y culturales que influyeron, e influyen, para que esto sea como es. Si nos limitamos a pedir, como generalmente nos
limitamos, a que nos manden números de «jerarquía a nivel nacional», ranqueando de esta manera la descentralización del MEC: tamo’ frito. Si seguimos exigiendo llevar la cultura a los barrios y al interior, creyendo que sólo los citadinos somos cultos: tamo’ frito. Si seguimos repitiendo frases hechas (por otros) en cuanto a Identidad: tamo’ re frito. En la campaña por el Gobierno departamental ¿alguien habló de algo que no fuera la ciudad de Salto? Varios dijeron: «llevar la Cultura al Interior» ¿no es cierto que el nivel ha dejado mucho que desear? O por lo menos irresponsables. Los cambios culturales los hace la gente, la sociedad civil, con artistas conscientes, autocríticos,
creativos y reflexivos sobre lo creado, solidarios. Los cambios culturales no se hacen desde los gobiernos ni por decreto; o son efímeros e insustan-ciales, vistosos pero vacíos. Y estos cambios no se dan asegurando mi seguridad personal o de mi asociación, se dan cuando las condi-ciones no están aseguradas para nadie, pero se abren las posibilidades para todos; un artista seguro es un artista servil al poder. Si pasamos de que no existiera una gestión de la Cultura en la Intendencia a tener una Política Cultural (compartible o no), pero los artistas seguimos en la nuestra, el panorama es desolador; no para los artistas que siempre nos rebuscamos, es desolador
para la Cultura. Los músicos de Salto asociados son incapaces de generar espacios propios sustentables si no es con subvención de la Intendencia o algún Ministerio.
¿El Gobierno debe subvencionar a unos grupos que reproducen la música comercial de los años ´70 o a unos pocos grupos de cumbia? ¿Estos grupos no tienen su propio circuito comercial? ¿Alguien ha reflexionado seriamente sobre ésto? Quienes le asignan toda la responsabilidad a la Intendencia son los más peligrosos, porque lo que en realidad hacen, es sacarse de encima la responsabilidad social como creadores,
como generadores de cambios o estancamientos, como removedores, como promotores de una mirada distinta de lo humano, en fin, como artistas. Indudablemente la Intendencia debe jugar un rol fundamental como generador de espacios y motor de
situaciones para favorecer estos cambios; pero cuidado con ciertos discursos porque terminan legitimando una «Cultura oficial», hegemónica y por lo tanto al servicio del mismo poder. El que tenga oídos para oír, que oiga.

UNA CUOTITA DE ESPERANZA

Los creadores conscientes y responsables de su misión cultural y las asociaciones donde se pueda encontrar algún creador de esta especie, son la esperanza para poder escuchar por fin voces autorizadas para debatir sobre la Cultura en clave de aporte. En este sentido estamos complicados porque determinados representantes de artistas o voceros de asociaciones, poco tienen de creadores y mucho de multiplicadores de los mecanismos de sometimiento del Mercado. ¿Conoce alguna banda de «covers»? (No está mal hacer cover, por supuesto)
Si los cambios dependen de que cambiemos nosotros, los cambios son culturales.
El tema es que nos resistimos a cambiar nosotros y le exigimos al Estado o a la Intendencia que cambie sin nosotros. ¿Alguien se dedicó a reflexionar sobre esto?
¿Cambiaremos con las murgas y su discurso libertario, que dependen de la subvención del poder de turno para realizar su concurso? ¿Son necesarios los concursos? ¿Cambiaremos con una asociación de músicos que reclama por el músico trabajador
(reproduciendo el esquema burgués de dependencia) y no por el músico creador?
¿Cambiaremos con los teatristas que hacemos funciones para nadie? ¿Cambiaremos con las academias de danzas que reproducen esquemas extranjeros multiplicando de esta forma la dependencia cultural? ¿Cambiaremos con los que abrazan la docencia como una salida laboral segura? ¿Cambiaremos con quienes conservan nuestro Patrimonio en vez de socializarlo? ¿Cambiaremos, exigiéndole el cambio a la Intendencia sin cambiar nosotros? ¿Cambiaremos sin definir quiénes somos y de dónde venimos? ¿Sabemos a dónde vamos? ¿Qué es el Uruguay, es uno sólo? ¿Qué es Salto, es uno sólo?
¿La Cultura o las culturas?

CODA

Muchas puertas quedaron abiertas. Para todas estas preguntas no tengo una respuesta
rápida, pero si quieren tengo más preguntas।

Alberto चिरिफ्फ़

(1) En el departamento de Salto podríamos definir por los menos tres regiones culturales.
(2) ¿Es lo mejor que el Estado se haga cargo de la Cultura? ¿Alguien reflexionó seriamente sobre ésto en Salto?
(3) Basta con estudiar el origen, fundamento evolución de estos géneros para comprenderlo bien ¿los profesores de Música han reflexionado sobre esto?
(4) Me refiero aquí a la región cultural que comprende, aproximadamente, ya
que los límites políticos no son necesariamente culturales, como insistía Sampayo, todo el litoral del Uruguay y el Norte del Río Negro, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Río Grande. ¿Se acuerdan del proyecto de Artigas?
(5) Cuando Uruguay se declara «independiente» en 1830, nuestra actual parte del territorio denominado jurídicamente Uruguay ya tenía sus bases culturales formadas: nombres de flora, fauna, ríos, pueblos, músicas, idioma tupí guaraní. ¿Casualidad?
¿Alguien ha reflexionado sobre ésto?
(6) Aún esta frase fue elaborada en Montevideo (por el actual MEC) y nosotros no tomamos conciencia de todo lo que implica. Nuevamente no fuimos capaces de elaborar desde aquí esta propuesta o dotarla de contenido.

24 nov 2008


EDUCACIÓN MUSICAL
PARA LA CULTURA DE LA NO VIOLENCIA


Ampliación y algunas reflexiones de la ponencia presentada en la Jornada contra la Violencia Infantil realizada en la Regional Norte de la UDELAR el 22 de Diciembre de 2008 organizado por el ”Centro por la infancia Jacinta Balbela de Delgue”.
El panel se llamaba “Artista y ciudadanía en la construcción de una Cultura de la No violencia”. En la mesa participamos el Prof. Silvio Previale, Silvia Sagaría, El Prof. Gary Silva, El Dr. Julio Irigoyen, Dr. Marcelo Cantón (que actuó como moderador), y yo.
Esta presentación se hizo después de la excelente introducción al tema de Arte y Violencia del Prof. Gary Silva.


De los muchos enfoques a través de los cuales se puede abordar el tema de la Educación musical para la Cultura de la no violencia elegí seguir el camino que generalmente asumo: ver qué estamos haciendo, o dejando de hacer, los educadores musicales. Porque podríamos comenzar por reflexionar sobre la educación musical y sobre la violencia en general, esto lo he tratado en algunas otras anotaciones que publiqué por allí así que vamos a suponer que tenemos un acuerdo sobre estas cosas y empezar a cuestionar (nos) el papel de los educadores musicales con respecto a este tema.

Para empezar quiero aclarar que me declaro pesimista ante los clisés como “la música es el alimento del alma” o “la música te hace mejor persona” o “la música aleja a los jóvenes de los vicios” o “la música calma las fieras” o “hacer música permite expresar mis emociones”.
No niego que a veces pueden darse pero los relativizo; es decir, pienso que por el sólo echo de aprender música no se va a ser mejor persona, no se crea una cultura de no violencia, a lo sumo se podrá ser mejor músico. ¿Estoy expresando mis emociones al tocar una Invención de Bach? ¿Qué expreso cuando toco “Para Elisa? ¿Expreso mi emoción o trato de expresar la del autor? (1) La música puede llegar a alejar a los jóvenes de algunos vicios pero también el bricolaje o aprender carpintería o mirar televisión, por lo tanto esa capacidad no es privativa de la música y no es precisamente una de sus principales ventajas. Debemos tener cuidado porque estos clisés románticos son cada vez menos repetidos pero aún sobreviven y suelen aparecer en contextos conservadores o reaccionarios. En estos contextos también suelen aparecer otros lugares comunes, tan o más peligrosos, como asociar rock con droga y violencia (2) o cumbia con alcohol y violencia. Después de esto viene estigmatizar a las “clases bajas” o hablar de la pérdida de valores y acto seguido insinuar bajar la edad de imputabilidad. Todo esto escuché en esta mesa en la que participé y ninguno de los asistentes atinó a inmutarse. Esta sumisión de los estudiantes (aún universitarios) ante un panel es algo que me resulta llamativo y particularmente irritante. Cuando me tocó hablar sugerí a los presentes que me interrumpieran si lo consideraban necesario (y así se hizo) pero el moderador me apuró por lo que tuve que acelerar y resumir mi presentación.



El enseñar música, por sí solo y mágicamente, no logra necesariamente el efecto de generar en el estudiante una cultura de no violencia. Al hablar de violencia suponemos, por lo menos, la violencia material o física y la violencia simbólica.
¿No es violencia ensañarle solfeo a un gurí de 8 años o estudiar y tocar partituras durante seis años con el fin de ser un intérprete que no erra una nota? ¿O corregir a un niño porque pintó un árbol de azul? ¿O seleccionar las voces para el coro de la escuela o liceo? ¿Qué pasa con el que quiere cantar y es desafinado? (3)



Un panelista comenzó presentando la frase “La música calma las fieras” como un mérito de la Música. Esta frase encierra un inmenso valor simbólico de la Música como sedante de las capacidades y potencialidades creativas del individuo, que en el fondo se trata de eso. Hay toda una tradición de este tipo de enseñanza musical en Salto, en la enseñanza formal y no formal. ¿Para esto educamos? En todo caso en mi taller yo trato de despertar a las fieras.
¿De qué se trata entonces?
Se trata de enseñar música pero para la desarrollar y potenciar la creatividad, músicos críticos de su entorno cultural y social, en resumen, hombres libres. Solo un sujeto libre puede ser crítico de su entorno y reconocer, y reconocerse, en un entorno de violencia, o no. Es lo que Freire propone en “La Educación como práctica de la Libertad”.

Pero…
¿Somos libres nosotros los educadores musicales?
¿Somos capaces de no enseñar a repetir esquemas o moldes o recetas? ¿Somos creativos? Ser compositor no necesariamente quiere decir ser un músico creativo.
¿Somos conscientes de la dependencia cultural, y por lo tanto musical, en la que estamos inmersos? Es imposible tratar de ayudar a ser independiente a un estudiante si por lo menos no somos conscientes de esta dependencia. Al enseñar solamente la música del momento o de moda estamos siendo serviles a esa dependencia y engrosando la lista de jóvenes serviles a las multinacionales discográficas. Al enseñar a cantar o bailar solo la música de “Bailando por un sueño” (4) estamos creando mejores esclavos de la televisión. Es decir, estamos calmando a las fieras. (5)

Pero este camino implica insistir con la horizontalidad en las relaciones grupales y especialmente en la relación “profesor - alumno” en la enseñanza musical. Esto último solamente si optamos por este camino que estamos proponiendo; esta opción no es válida si queremos seguir transitando la enseñanza tradicional de la música para la cual es muy importante la figura del “Maestro”. Estoy convencido que por ese lado no aportamos nada a la cultura de la no violencia, como tampoco a la inclusión, ni a terminar con la marginación o la dependencia. El Arte es una herramienta muy importante para liberar a una persona, a un grupo o a una comunidad, pero también es un arma de dominación importante. Tenemos que elegir un camino.

Alberto Chiriff



(1)- ¿lo conversamos a esto con los alumnos? ¿Lo tenemos claro nosotros?
(2)- En los siete recitales denominados CORTO CIRCUITO que reúne en un solo proyecto a todas las bandas de Salto nunca hubo un incidente de violencia. En el CORTO CIRCUITO V asistieron 4.000 jóvenes.
(3)- Esto me toca de cerca
(4)- Programa televisivo de Buenos Aires conducido por Marcelo Tinelli
(5)- Es imprescindible que todos los educadores leamos a Coriún Aharonian, a Paulo Freire, a Jesualdo, a Murray Schaeffer, a Pierre Bourdie, a Reina Reyes, a… Pero leerlos, interpretarlos y llevarlos a la práctica; no solamente citarlos para salvar un examen. Doy fe que se enseñan en el IPA (por el cual pasé) pero después no lo aplicamos.
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